miércoles, 26 de enero de 2011

Los Desafíos de la Universidad en el Siglo XXI


El papel central del conocimiento y la información en los proce­sos productivos es una de las características de la sociedad contemporánea, al punto que el calificativo más frecuente que suele dársele es el de sociedad del conocimiento o sociedad de la información. Ojala pudiéramos algún día llamarla sociedad de la sabiduría o sociedad del aprendizaje permanente.

Se necesita con urgencia de un nuevo paradigma económi­co-productivo en el cual el factor más importante es el uso intensivo del conocimiento y la información. Las economías más avanzadas hoy día se basan en la ma­yor disponibilidad de conocimiento e información, todo esto va ligado con la denominada Globalización. Las ven­tajas comparativas dependen cada vez más del uso competiti­vo del conocimiento y de las innovaciones tecnológicas.  

¿Cómo afecta este nuevo paradigma al conocimiento en la educación superior?
 
La globalización es un nombre nuevo para un fenómeno viejo, la expansión del capi­talismo, no hay acuerdo en cuanto a lo que constituye la esen­cia de su modalidad actual.  
 
Para la OCDE, la globalización es “un sistema de produc­ción en el que una fracción cada vez mayor del valor y la ri­queza es generada y distribuida mundialmente para un con­junto de redes privadas relacionadas entre sí y manejada por grandes empresas transnacionales que constituyen estructu­ras concertadas de oferta, aprovechando plenamente las ven­tajas de la globalización financiera, núcleo central del proce­so”. 
 
Hay quienes dicen que la globalización consiste en la ca­pacidad de ciertas actividades de funcionar como unidad en tiempo real a escala planetaria.
 
“En resumen, nos dice Francisco López Segrega, la globali­zación está teniendo un gran impacto en la educación en cin­co grandes áreas:

1)   En la organización del trabajo y en los tipos de trabajo que la gente desarrolla, que exigen un nivel más alto de educa­ción en la fuerza de trabajo y la recalificación permanente en cursos ad hoc.
2)   Los gobiernos de los países en desarrollo están bajo la pre­sión creciente de invertir más en todos los niveles educati­vos para tener una fuerza de trabajo más preparada capaz de producir con técnicas sofisticadas, única forma de competir en un mercado mundial cada vez más globalizado.
3)   La calidad y el nivel de los sistemas educativos está aumen­tando a nivel internacional. El currículum se torna crecien­temente complejo y la educación, en especial la superior, debe entrenar a los estudiantes en el manejo de las nuevas tecnologías y de varios idiomas. Por otra parte, se tiende a exigir cada vez más la rendición de cuentas acerca del ma­nejo de los recursos y de los resultados alcanzados con re­lación a objetivos predefinidos.
4)   La virtualización de la educación tiende a desarrollarse ver­tiginosamente, aunque no siempre con el objetivo de ex­pandir la educación a un menor costo, vía la educación a distancia. La educación por Internet tenderá a convertirse en la forma predominante de educación y en especial de educación superior.
5)   Las redes de información globalizadas implican la transfor­mación de la cultura mundial, pero los excluidos de este “orden mundial” luchan contra los valores de esta cultura mundial de la apoteosis del mercado, como se ha observa­do en las protestas de Davos, Seattle, Praga o Porto Alegre y en todos aquellos lugares donde se reúnen los “maitres du monde”, los líderes y responsables de las políticas neo­liberales y de sus consecuencias. Ellos mismos reconocen que es necesario atenuar estas políticas por sus consecuen­cias desastrosas[1]”.


[1] López Segrera, Francisco: Notas para un estudio comparado de la educa­ción superior a nivel mundial (fotocopiado) p.19.